miércoles, 24 de octubre de 2018

Un rostro

Hay un rostro en mi cama que me llora como un hijo llora una madre tras haberla perdido. Como supongo que me llora la muerte cada día que pasa sin mí. Me gustaría decir que la lloro de vuelta, para no parecer un ser insensible. Pero lo cierto es que solo la lloro los días que la necesito.

"Ese rostro en tu cama, cariño, no eres tú aunque se parece."

Dice ella en esos días en que no me aguanto ni yo y quiero invitarla a tomarse un café con sabor a sal en el fondo de mí.

Entonces, el rostro sonríe porque adora el mar sin haberlo visto. Los ignorantes siempre aman más y hacen más ruido.

Como las olas al romperse en septiembre.
Como se rompen los cuerpos tras sístole y diástole.
O como la razón rompe los sentidos.

"Ese rostro en tu cama, cariño, son el llanto, la madre, el hijo.

Y son tus ganas de volver."


Dijo ella la última vez que la quise conmigo.

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